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Lección 1
(Breve extracto)
Querido amigo,
Gracias por unirte a nosotros en nuestro nuevo Curso de Entrenamiento. Aunque seas un ‘veterano’ en el estudio y la práctica de la espiritualidad y el desarrollo personal, por favor mantente abierto a lo que para ti es ‘nuevo’. Muchos profesores participan en este curso para expandir su propio entendimiento, por lo tanto contiene algo nuevo para todos, independientemente del tiempo que has estado por aquí o de lo que hayas estudiado antes. Sólo cuando te encuentras con algo nuevo puedes crecer y expandirte más allá de las limitaciones y las contrariedades actuales.
Cada uno de nosotros tiene que comprender algo nuevo para poder dar el siguiente paso. Incluso nuestro conocimiento presente puede ser entendido de formas más profundas y expandidas, tal y como discutiremos en la sección titulada La Evolución de la Sabiduría. Desde el principio te recomiendo que te mantengas alerta ante la siguiente actitud del ego: esto ya lo sé; lo he leído/lo he oído/ lo he estudiado antes y me resulta bastante familiar. La gran mayoría de las personas que se sienten así respecto a los principios de la Verdad, no los están poniendo en práctica, en su mayor parte, en sus propias vidas para su enaltecimiento o el de quienes están a su alrededor.
En lo que concierne a los principios de la Verdad, no se trata de ‘saber’ algo. Comprender la idea es tan sólo el primer paso. Mucha gente ha realizado prácticas espirituales durante muchos años, ha leído los principales libros de los profesores más importantes, ha participado en innumerables cursos, talleres, seminarios o foros y, sin embargo, en el momento en el que alguien les dice algo que no les gusta, reaccionan y se vuelven tan desagradables como cualquier persona ignorante. Dedicamos una hora a meditar o a asistir a una reunión con nuestro grupo de expansión de la conciencia, alguien se dirige a nosotros, lo interpretamos como una ofensa y de repente actuamos de una forma totalmente defensiva, determinamos que algo está mal y que nosotros tenemos la razón, como si acabáramos de perder la cabeza y hubiéramos olvidado todo lo que habíamos aprendido.
No estamos mucho mejor simplemente adquiriendo el mero conocimiento, o estando de acuerdo con la teoría delos principios. A menos que ‘nos estemos ocupando’ del momento presente, seguimos siendo tan negativos, contraídos y mecánicos como siempre, aunque ahora pensemos que somos una persona espiritual o alguien que recorre con agrado el camino hacia la iluminación.
En este nuevo Curso para los tiempos actuales podemos, de hecho, empezar poniendo en práctica lo que sabemos--en cada momento, en cada nuevo momento presente. Hace poco tuve un sueño vívido en el que me encontraba entre un grupo de personas que de hecho se ocupaban de permanecer conscientes de la Conciencia, individuos que no hablaban simplemente sobre ella o que discutían de un modo liderado por el ego los procesos que atravesaban. Para muchos de nosotros, es como si el ego apareciera y tomara el control de nuestro ‘trabajo espiritual’ y creemos que estamos trabajándonos a nosotros mismos, cuando sólo estamos siendo indulgentes y justificando nuestra postura o culpando a alguien más por nuestras emociones.
Sin embargo, estas personas de mi sueño captaban el impulso del ego en el primer instante, justo en el momento en el que se manifestaba y mantenían persistentemente su estado interior más elevado. No permitían que los impulsos y las reacciones del ego les controlaran. Se sentían muy bien consigo mismos y resultaba enaltecedor estar en su compañía. Me desperté de ese sueño con una vibración muy agradable que recorría mi cuerpo. Una sensación exquisita. Recuerdo que se lo conté a mi esposa Kay y le dije: “Ellos estaban haciendo el trabajo en cada momento, en vez de simplemente hablar sobre el tema o pensar que sería bueno hacerlo”.
Tuve la sensación de que pertenecía a esa comunidad y cuando desperté, les eché de menos. Me encantó la idea de ocuparme de ello, de hacer ese trabajo, en cada momento. Normalmente, sólo trabajamos en nosotros mismos de vez en cuando y entre medias funcionamos en automático, todas las tendencias y los patrones habituales se activan de golpe y toman el control. Ahora, algún tiempo después del sueño, llega el momento de empezar el nuevo Curso y de repente he tenido una fuerte sensación de que el nuevo Curso reuniría a la comunidad de mi sueño, las personas con ese gran sentimiento que de hecho estaban ocupándose de realizar ese trabajo, ese esfuerzo, en cada momento presente, en vez de simplemente hablar sobre ello. Es una gran iniciativa que vamos a compartir.
Cada uno ponemos en práctica los principios a nuestra manera, en las situaciones de nuestra vida real y a partir de nuestro propio entendimiento. Si eres ‘principiante’ comprenderás las ideas a tu modo y si has estado practicando todo esto durante treinta o cuarenta años, entenderás las cosas a tu manera. Todo está presente y disponible para todos los grados de comprensión y todo lo oímos a nuestro propio nivel. No obstante, tenemos que hacer el esfuerzo de abrirnos y escuchar las cosas de una forma nueva para poder dar el siguiente paso. Los grandes maestros también tienen que hacer esto. Incluso alguien en los últimos estadios de su camino spiritual tiene que escuchar, entender y practicar algo nuevo, el siguiente aprendizaje, para poder llegar al final de su viaje.
Hablaremos de muchas cosas en las próximas lecciones. Lo esencial es el entendimiento de que todo ha de ser puesto en práctica ahora, en el momento presente, inmediatamente. No estamos guardando conocimiento para usarlo en el futuro. El conocimiento sólo puede ser puesto en práctica ahora, en el momento presente. Y no hay límite a lo que tenemos disponible ahora mismo. Ahora mismo podemos abrirnos a todo. Nuestras únicas limitaciones son aquellas que hemos aceptado de otros y de la sociedad o las que nos hemos creado nosotros mismos. Es como si nos acercáramos al océano con una taza: cuando la más alta Conciencia existe en toda su gloria ahora mismo, estamos limitados únicamente por nuestra capacidad para ver y experimentar la Verdad.
Cuando tenemos en cuenta nuestra vida, la mayoría pensamos en términos de algún ‘comienzo’ en un momento del pasado—ya sea nuestro ‘nacimiento’ o nuestros primeros recuerdos—y a continuación nuestra ‘vida’ se estira abarcando todo lo que hemos experimentado y vivido, todos aquellos a quienes hemos conocido, todas esas cosas que nos han sucedido justo hasta el momento previo. Entonces, de algún modo, la experiencia de nuestra vida curiosamente se salta el momento presente y empieza a proyectarse hacia un futuro hipotético—planes, ambiciones, preocupaciones, miedos—todo lo que esperamos conseguir y todo lo que esperamos evitar.
De este modo, nos estamos perdiendo por completo la experiencia del momento presente. El problema de esto es que el momento presente es el único tiempo en el que nuestra vida existe de verdad. El ‘pasado’ y el ‘futuro’ sólo existen en la mente como ideas o conceptos de aquello que fue o que puede ser. El pasado ya no es real y el futuro es tan sólo una proyección mental, un punto de referencia que surge de la necesidad que tiene el ego de continuar más allá del momento presente. Vivimos con la presunción de que hay un futuro en camino. Después de todo, aparentemente el pasado tuvo lugar, por lo que también debe haber un futuro, ¿verdad?
Si observamos con mucha claridad, resulta intuitivamente obvio que ahora mismo, en este momento, la vida es como es. Esto es todo. Nada puede resultar más obvio que esto. Resulta tan obvio que incluso parece un poco absurdo decirlo. No obstante, la idea de que haya algo más allá de esto, o de que haya algo después, es simplemente una noción que al ego le encanta. Existimos en un ahora eterno que nunca varía ni en el más mínimo ápice. El cambio tiene lugar en el mundo objetivo que nos rodea, en los diversos ámbitos de la existencia. Es al observar el cambio cuando tenemos la sensación de que el tiempo pasa.
Lo único que existe sin cambio ni variación alguno es la Conciencia interior. Es eso en nosotros que percibe o que es consciente de cualquier cosa. Es el Conocedor de todo lo que se conoce, y es Aquél que ve todo lo que se ve. Comprende todo lo que se puede comprender. Es indestructible e indivisible. Impregna y abarca el universo entero simultáneamente y existe dentro de nosotros como nuestro propio Ser, nuestra Conciencia interna de Existencia.
Cuando somos conscientes de esta Conciencia y nos enfocamos en la Conciencia misma, sentimos un agradable contentamiento que no se puede comparar con nada. Es en este contentamiento en el que experimentamos la Verdad. Nuestra Verdad más elevada existe en el estado de contentamiento. Una persona que puede enfocarse en la Verdad del momento presente vive en un estado de dicha interna, independientemente de las circunstancias kármicas externas.
La dicha no suele entenderse de la forma adecuada. Forma parte esencial de nuestra naturaleza eterna. Es más quien realmente somos que nuestros pensamientos y sentimientos y no se ve afectada por ninguno de ellos. No tiene ningún opuesto y no existe en el plano de las polaridades. Algunas personas asocian la dicha con la ‘euforia’, pero tampoco se trata de eso exactamente, aunque sin duda existe en nuestro estado de euforia. Podemos sentir dicha cuando estamos tranquilos y contentos, pero también cuando estamos tristes o cuando el dolor nos golpea. Si no somos demasiado adictos a nuestra ira o a nuestra depresión, podemos experimentar dicha incluso en esos momentos. La dicha existe ahora. Es nuestro sentimiento interno más verdadero. Todo lo que nos falta es ser conscientes de ello.
En la vida cotidiana somos inconscientes de nuestra dicha interna; ignoramos completamente nuestra Conciencia interior. Somos inconscientes de la Conciencia. En vez de ello, nuestra atención se enfoca principalmente en los melodramas que requieren de un pasado y/o de un futuro para existir. Tales melodramas también precisan palabras o descripciones. No pueden existir a menos que los describamos en la mente.
Principalmente, experimentamos el mundo tal y como nos lo describimos a nosotros mismos o según aceptemos las descripciones de los demás, especialmente en las primeras etapas de la vida. En el transcurso del tiempo, todo eso llega a cristalizar creando los matices de la mente subconsciente. Al enfocarnos en los melodramas liderados por el ego, que tienen lugar en el mundo objetivo de otras personas, nos volvemos inconscientes de la Verdad de lo que, en realidad, es. ...
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. . . Durante
estas primeras semanas, enfoquémonos en dos prácticas: Una es acordarnos una y otra vez de traer la conciencia de nuevo al momento presente. Practica esto constantemente hasta que te resulte algo natural. Cuando te acostumbres a hacerlo, nunca volverás a lo anterior.
Otra es ver cuántas condiciones y situaciones puedes describir positiva y agradablemente en vez de negativa y desagradablemente. Cuando seas consciente de que surge un sentimiento desagradable, trata de describir lo que está sucediendo de una forma agradable. Si te encuentras describiendo algo negativamente, como por ejemplo un recuerdo del pasado, trata de describir eso mismo pero de una forma positiva. Prueba esto y comprueba lo que sucede.
Por favor, vuelve a leer esta lección tanto como puedas durante las próximas semanas hasta que recibas la siguiente. En la Lección 2 seguiremos explorando la Verdad del momento presente.
Con amor,
DRB
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